Hace cierto tiempo un abuelo pescador, tocaba en la tambora el sonido ancestral de la memoria.
Todos los pequeños y los jóvenes dejaron sus labores y acudieron presurosos a su llamado.
Con voz cortada pero profunda el abuelo inicia su historia:
-mucho antes de que llegara la maldad al mundo, los seres humanos hablaban el lenguaje del mundo, asi que podían escuchar los mensajes de los pájaros, descifrar los enigmas de las serpientes y aprender de los ríos, lagunas y océanos que son grandes sabedores del mundo
Todos los animales confiaban en los seres humanos, en su misión de guardianes de la armonía natural.
Todo era paz y tranquilidad, hasta que un día un puma egoísta les dijo a los hombres:
-ustedes pueden gobernar la naturaleza y obtener muchos beneficios, sólo tienen que entregarme el tesoro de la armonía-
Y en un acto de vanidad los seres humanos aceptaron, pero cuando le dieron al puma el tesoro de la armonía, dejaron de hablar el lenguaje del mundo y desde esos días los hombres talaron los árboles, mataron animales y contaminaron el agua.
Sin embargo, unos pequeños niños, encontraron enterrada en la arena la esperanza, y dejándola salir, se depositó en el corazón de los niños, quienes recuperan el lenguaje del mundo para rescatar el tesoro de la Armonía.